lunes, 17 de junio de 2013

Y llegó la paz

    Y por una vez, Luis, no sé si eso es bueno. ¿Qué coño hace uno en tiempos de paz? No todo va a ser acordarse y reírse y volverse a reír y a acordar. Ad infinitum. Bueno, ahora que lo pienso y que me río, tampoco parece mal plan. Terminó despertándose el marino. Hubo batalla inicial, no cruenta pero sí llena de todo. Había que driblar, moverse a un lado, fajar. Gracias al cielo que le ha dado al mostrenco una cintura. Las balas sonaban en los oídos. Y eran balas de gominola pero eran tantas. 



   Érase una vez, Luis, que no había palabras suficientes. Ni de coña. Hay peleas que no lo son y que encima no se pueden contar. Inabarcables, inauditas. Jo, qué bien, Luis.







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