Quizá el más notorio sea un empeoramiento en el patrón de mis alocados tiempos de sueño. Sabrás que hace unos años pasé por una fase de dormir muy apretado pero durante muy pocas horas. Era un sueño denso y reparador que me hacía levantarme cada vez más pronto. Llegué a pensar que iba a levantarme antes de haberme acostado. Luego, por esas extrañas piruetas que da la vida y sin motivo aparente ni causa conocida, empecé a dormir más tiempo pero despertándome a cada rato. Con el agravante de que cada vez que me despertaba, para volverme a dormir, me tenía que fumar un cigarro. El agravante viene de que la nicotina y demás venenos hacían efecto a las dos o tres caladas y un día la voy a armar, con los cigarritos en la cama. Pues estos últimos días, desde que se produjo, si, ya sabes, il incontro, se me han juntado los dos modos de dormir y no sé si eso hay cuerpo que lo resista.
Otro gran regalo es que estoy aprendiendo a no creerme tan listo.
Y a soltarme la faja. Tengo con María arranques de sinceridad que no me permito ni conmigo mismo. ¿Será eso malo, doctor?
Pero lo que más me parece es que María me haya obsequiado con un billete para un viaje al pasado en alfombra mágica. Tú, dado a trepar hasta los más altos riscos, ya sabes lo bien y lo diferente que se ve todo desde las alturas. Lo gracioso del asunto es que abajo estoy yo, a mis 18 años, y no termino de ser yo. Ya ves, a estas alturas y aprendiendo a conocerme.
Vaya esta canción en honor y gloria de tan dadivosa mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario