En Tenerife, "un par" no es necesariamente dos. Los hablantes han adoptado a todos los contextos ese uso más laxo que aquí utilizamos para decir, por ejemplo, "Me tomé un par de cañas". Seguramente serían más.
Pero no nos desviemos del tema, que era nada menos que la búsqueda del Santo Grial y el encuentro con la felicidad. Y en el fondo, Luis, ¿qué es lo que hacemos todo el día sino escarbar en nuestra experiencia por ver si alcanzamos ese fin?
Lo difícil va a ser meter en esa fórmula a la casualidad, a la suerte y al vecino de al lado. y así sucesivamente.
Venga, Luis, vamos a por otro infinito.
Lo que pasa es que ya lo dice la canción, que la vida te da sorpresas. Estás tú tan tranquilo, que ni te acuerdas de la fórmula ni nada por estilo, y va la vida y te regala una sorpresa.
María lo llama il incontro y se trata de unas charlas diarias y apresuradas que nos pegamos por el facebook. Como tontos adolescentes. También le pongo a ella canciones, perdona la infidelidad, y nos contamos unas cosas...
Habrás adivinado que María es aquella chica, casi una niña entonces, con la que dormí en el hotel de Mallorca.
En el gulli que se me borró y que se titulaba como este, te contaba de un frío recibimiento cuando llamé a su muro (estas ocurrencias del Zuckenberg). Me contestó casi un me alegro, hasta luego. Y estuve llorando tres minutos. Seguidos. (¿O eso ya te lo había contado antes?) Todo eso te contaba y que al poco después fue ella la que se animó y, chico, hasta hoy, lo cual provoca, por aquello de la ubicuidad, que estos días, los gulliveres me salgan más pequeños. Y es que estamos, Luis, en el País de los Gigantes.
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